El moko ke kamina sobrevuela tu ciudad.

Recupero de nuevo un viejo artículo, que escribí a principios del 2007, con motivo de la reciente reedición de la saga de la que habla en formato libro. Una excelente oportunidad sin duda para aquellos que no lo conozcan de asomarse al interesante universo creativo que supuso el tránsito de los 80 a los 90 en España, a través de uno de los personajes más pasado de vueltas de las viñetas.

Portada de la primera entrega de la saga Peter Pank.

Por alguna misteriosa razón, a todos por año nuevo nos da por arreglar cosas. Algunos se plantean arreglar su vida, y otros nos quedamos en fines un poco mas modestos, como arreglar un poco la casa. Y en eso me encontraba yo el otro día, concretamente poniendo orden en mis estanterías, cuando tropecé con algunos viejos comics ochenteros, entre ellos los del personaje que nos ocupa, Peter Pank, obra del dibujante Max. Tal vez fuese una señal, el caso es que los traslade al sofá, donde probablemente aun estén cuando leas esto, dejando la biblioteca de nuevo a merced de la Segunda Ley de la Termodinámica, y me puse a repasarlos, trasladándome mentalmente a la Barcelona preolímpica de las tribus urbanas, las radios libres y los garitos entrañables perpetuamente llenos de una niebla de humo de tabaco y otras hierbas, en los que sonaba el rock’n’roll a todo volumen y siempre había cerveza a mano. Que para eso sirve realmente la fiesta de año nuevo, para que te des cuenta de que vas para viejo.