martes, 10 de enero de 2012

Cutie Honey

¡Ah, el placer de sentir como el cerebro se te reblandece hasta convertirse en una papilla que te sale goteando por la nariz! Nada como la serie B asiática para conseguir esa maravillosa sensación. Hoy traigo aquí una autentica rareza, inédita en España, y creo que también en el resto del mundo hispanoparlante. Así que quien quiera disfrutar de la experiencia tendrá que tirar de eMule, BitTorrent o similares, y conformarse con la copia en dos partes que corre por ahi del original japonés, y buscar los subtítulos en ingles o italiano (en español no los he logrado encontrar). Recomiendo hacerlo, porque vale la pena la experiencia (y de paso, así le llevamos la contraria al gobierno, que siempre es algo gratificante).

Si, es tan kitsch como parece.


Hay en Japón un puñado de directores de cine que vienen directamente del mundo del manga y la animación. Gente como Katsuhiro Otomo, Mamoru Oshii, o el director de la película que nos ocupa ahora, Hideaki Anno, que antes de dirigir a actores para encarnar a sus personajes, los dibujaban. De Hideaki Anno en el mundo hispanoparlante apenas conocemos poco más que sus sagas de robots gigantes arrasando Tokio (Tokio-3 para los puristas del género) pero lo cierto es que también tiene una reconocida carrera como director de cine con actores reales en su país. Cutie Honey, estrenada en 2004, es su tercera pelicula, y a diferencia de sus anteriores trabajos con actores reales, mas experimentales y de temática realista, aquí adapta a la pantalla un popular (en Japón, entre nosotros es prácticamente desconocido) manga y serie de animación de los 70. Y lo hace aplicando todos los clichés estéticos de la serie B.

Portada del nº1 del comic en que se basa la película.

Para ponernos un poco en situación explicaré un poco por encima el argumento, aunque ya aviso que lo de menos en esta película es el argumento. Honey, la protagonista, es un androide construido por el profesor Kisaragi a imagen de su hija fallecida. Aunque su aspecto es completamente humano, en realidad funciona con una tecnología ideada por el profesor, llamada i-System (no, no tiene nada que ver con Apple, es un juego de palabras japonés intraducible, la pronunciación inglesa de la letra i suena similar al vocablo japonés que significa amor) que le permite cambiar de aspecto a voluntad. Por supuesto, hay una organización criminal, Panther Claw, cuya líder, Sister Jill, desea la tecnología usada en la creación de Honey para conseguir la inmortalidad, responsable en su día de la muerte del profesor Kisaragi, a quien Honey desea vengar.

Bien, ya tenemos un argumento simple pero eficiente. Ahora hay dos formas de enfocar la producción: nos gastamos un monton de dinero en unos efectos especiales de relumbron, a la americana, o nos ahorramos ese dinero, y hacemos un campechano homenaje a la serie B de toda la vida. Anno elige este segundo camino, asi que agarren un buen cartucho de palomitas, y preparense a tomárselo con mucho humor, que en el fondo es de lo que se trata.

Lo primero, la protagonista. Los cánones de la serie B exigen una chica de calendario para un papel así. En este caso es la popular (en Japón) modelo Eriko Sato la encargada de prestar su palmito a la superheroina.

Fotogramas de la pelicula, donde se ve a Eriko Sato luciendo... bueno, ya se ve de sobras lo que luce, ¿no?
Sobre su interpretación de la heroina... bueno, más lineas de dialogo que Schwarzeneger en Conan ya tiene. Y en el fondo vienen a estar para lo mismo, ¿no?

En cuanto a la película en si, para que engañarnos, es un despropósito. Pero en el fondo de eso es de lo que se trata, ¿no? La estética recuerda enseguida la de la mítica serie Power Rangers, con esos disfraces de latex de colores chillones, esas armaduras de plástico, ese cartón piedra... los personajes entran en escena en medio de presentaciones histriónicas, haciendo miles de posturitas (Anno llega incluso a insertar la cortinilla de presentación de la serie de dibuos animados de los 70 en la primera aparición de la protagonista en traje de superheroina). Las escenas de pelea son puro Stephen Chow, con sus ralentizados y sus personajes abriendo socavones imposibles al caer al suelo... vamos, lo único que le faltaba para alcanzar la perfección es que hubieran aparecido las onomatopeyas sobreimpresas de la mítica serie Batman de los 60 en medio de las peleas, pero que se le va a hacer, no se puede tener todo.

En fin, una película para desconectar el sentido crítico y sentarse en el sofá con un gran cartucho de palomitas dispuesto a echarte unas risas. Lástima que solo se pueda conseguir en versión original subtitulada. Porque sin duda es una película que gana mucho si es visionada en un ligero estado de intoxicación etílica o cannabácea, pero eso puede enturbiar la lectura de los subtítulos. Aunque bien pensado, ¿quien quiere perder el tiempo leyendo subtítulos? Zas, paf, bum... honeeeeyyyy flassssh!

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