viernes, 4 de abril de 2014

El cortador de cesped.

A principios de los 90 el cyberpunk ya llevaba casi una década haciéndonos mirar con desconfianza a esa tecnología que, mientras tanto, no paraba de multiplicarse y evolucionar a nuestro alrededor, como si quisiera confirmar las inquietantes profecías de la ciencia ficción. Términos esotéricos, como "inteligencia artificial" o "realidad virtual" comenzaban a pasar del mundo de la fantasía a la vida real. Está última tecnología, que había empezado a desarrollarse a mediados de los 80, poco a poco comenzaba a estar disponible para el gran público. Recuerdo en aquella época un salón de videojuegos, en la céntrica Rambla de Barcelona, que instaló una de las primeras máquinas recreativas basadas en esta tecnología. Imagino que, para servir de reclamo, los propietarios del salón colocaron el equipo de forma que el jugador, equipado con los hoy ya archiconocidos casco y guantes, quedaba situado frente a un ventanal a la vista de los miles de transeúntes que paseaban por la turística arteria, a los cuales el jugador, absorto en su partida, parecía querer disparar con un arma imaginaria desde su posición de francotirador, estampa ciertamente estrafalaria que provocaba la risión de los viandantes, pero que ilustra el hecho de que una tecnología de laboratorio comenzaba a estar disponible para el gran público. En 1992, supuéstamente basada en una historia corta de Stephen King (pero tan remótamente que King demandó a la productora por usar fraudulentamente su nombre) dirigida por Brett Leonard y con Pierce Brosnan de protagonista, se estrena la primera  y seguramente también la mas emblemática de las películas inspiradas por esta nueva tecnología: El cortador de césped (The Lawnmower Man).