martes, 26 de enero de 2010

La ciencia ficción apocaliptica.

Foto: ruinas del Gembaku Dome, declaradas patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en la “zona 0″ de Hiroshima.

El día 6 de agosto de 1945 se produjo uno de esos acontecimientos que, como dice el tópico, cambiaría para siempre la historia de la Humanidad. Ese día la ciudad japonesa de Hiroshima fue arrasada por la primera arma nuclear usada en un conflicto bélico de la historia. Las escenas de devastación absoluta dejadas por aquel crimen de guerra que quedo impune impresionan aun hoy, mas de 60 años después, y dejaron una honda huella que inevitablemente influiría en todas las esferas del arte y la creatividad humanas. Con ellas nacería un nuevo subgénero en la ciencia ficción, dedicado a especular sobre los nuevos horizontes de destrucción que la ciencia dejaba al descubierto: el genero post-apocalíptico, comúnmente conocido como las historias del “día después”. Porque, aunque hay algunas de estas historias en la que la catástrofe tiene causas naturales, o en que los culpables son extraterrestres, son excepciones a la norma de que la guerra total entre superpotencias causara inevitablemente el derrumbe de la civilización.
creo obligado advertir que este articulito contiene unos cuantos spoilers de no te menees. Aunque casi todos se refieren a clásicos que todos hemos visto/leído (o deberíamos haber visto/leído) mas de una vez.

lunes, 25 de enero de 2010

Los Cabecicubos


La tirania de los cabezas cuadradas ya está aquí!!!



Si preguntásemos a los seguidores del dibujante de humor catalán Juan López, Jan, cual es en su opinión la obra mas conseguida de dicho autor, once de cada diez responderán que se trata sin duda de “Los Cabecicubos”. Y desde luego, tendrán razón. “Los Cabecicubos” es una obra maestra del comic humorístico. Pocas veces se puede conseguir decir tantas cosas en tan poco espacio, con un lenguaje tan simple, y sobre todo, sin perder jamás el tono jocoso que toda buena sátira exige.

“Los Cabecicubos” se publica en 1982, una época en que la situación política en España es particularmente efervescente, y ese hecho impregna toda la obra, llena de dobles sentidos. En esta historia, el personaje franquicia de Jan, el patoso superhéroe Superlópez, habrá de enfrentarse a una curiosa epidemia de cabezas cuadradas, en todos los sentidos de la expresión.