jueves, 21 de agosto de 2014

Quieres reirte del ébola? Aquí está Osmosis Jones

Tengo un especial cariño por las películas malditas. Esos clásicos de gran presupuesto que en su día fueron incomprendidos por el gran público y se estrellaron en taquilla. Si encima contienen grandes cantidades de humor escatológico, y mezclan sin demasiado acierto la acción real con los dibujos animados, tenemos una excelente elección para una tarde de pereza dominguera. Y si además hacen coña de enfermedades contagiosas mortíferas, en estos tiempos de paranoia y epidemias exóticas, la cosa ya roza la perfección. Así que, si  tienen ganas de reírse un rato del ébola, y los chistes sobre secreciones corporales no les hacen perder el apetito, preparense un buen cartucho de palomitas de maiz y disfruten de las aventuras del héroe en miniatura más disparatado de la historia del cine: Osmosis Jones.

Diez milésimas de milímetro de tipo duro.

Básicamente, Osmosis Jones, pelicula de la Warner dirigida por los hermanos Farrelly en 2001, es una parodia de las buddy movies policíacas. En las escenas de animación, el interior del cuerpo del protagonista de la acción real es presentado como una ciudad en decadencia, dirigida por políticos mediocres y corruptos, en la que el protagonista animado, un glóbulo blanco, aparece como la parodia del clásico policía expeditivo y poco respetuoso con las normas, pero carismático y con un punto cómico, que tiene a un medicamento antigripal como el tambien clásico compañero de mente cuadriculada siempre aferrado al reglamento. Ambos deberán resolver un caso (una enfermedad del protagonista de la acción real) que resulta ser más complicado de lo en principio previsto.

jueves, 7 de agosto de 2014

El amo del calabozo

De nuevo llevaba tiempo sin escribir por aquí. Había escrito algún par de artículos sobre temas políticos para Planeta Caspa, pero no había encontrado nada que me llamara la atención en el tema de cultura popular lo suficiente como para escribir sobre ello. Pero hace unos días cayó en mis manos una película tan alucinantemente mala que bien merece una reseña. Se trata de El amo del calabozo (Ragewar / The Dungeonmaster), del año 1984. Un encantador pastiche ochentero que pretende mezclar el cine de espada y brujería con las computadoras, con resultados encantadoramente cutres.

Cuando pones una película y en los créditos del comienzo ves aparecer los nombres de hasta siete directores, te das cuenta de que la cosa promete. Los perpetradores del engendro son, por orden, Dave Allen, Charles Band, John Carl Buechler, Steven Ford, Peter Manoogian, Ted Nicolaou, y Rosemarie Turko. Realmente no hay mucho que decir de prácticamente ninguno de ellos. John Carl Buechler fue el responsable de la séptima entrega de la saga de terror Viernes 13, y de Steven Ford prácticamente lo único remarcable a comentar es que es hijo del ex-presidente Gerald Ford. De todos ellos, quizá el único que merece un enlace a la Wikipedia para profundizar en su figura es Dave Allen, considerado una de las leyendas del stop-motion. La película se presenta en el formato de historia compuesta de varios episodios distintos, y cada uno de los directores se encarga de dirigir uno de ellos, consiguiendo al ponerlos en conjunto un resultado más que irregular.