martes, 2 de febrero de 2010

La censura que nos trae el futuro


Primero vinieron a por los que se descargaban música y películas de Internet. Y como yo no me descargaba ni música ni películas de Internet, no dije nada.
Luego vinieron a por los que tenían sitios web y blogs con enlaces a descargas. Y como yo no tenía ningun sitio web ni ningun blog con enlaces a descargas, tampoco dije nada.
Luego vinieron a por los que tenían sitios web y blogs en los que se hablaba mal de Ramoncín, Teddy Bautista o la SGAE. Y como yo no hablaba mal de Ramoncín, Teddy Bautista ni la SGAE, tampoco dije nada.
Luego vinieron a por mi. Y entonces ya no quedaba nadie para decir nada.



En primer lugar, que Martin Niemöller me perdone por esta caricatura de sus famosas palabras. Y una vez pedidas las obligadas disculpas, ¿de que va esto? Bueno, si vives en España, como el autor de este blog, la cosa es clara, va de la mal llamada Ley Sinde. Mal llamada porque no es ley, sino un apartado colocado de rondón en otra ley mas amplia, la Ley de Economía Sostenible, cuya intencion teórica, ademas, no es proteger los derechos de propiedad intelectual, sino articular medidas para sacarnos de la crisis. Pero como abrir un debate sobre lo primero expresamente seria impopular, pues probamos así, y si cuela, cuela.

Si vives en cualquier otro país, da igual, pues si tu gobierno no pasó una iniciativa legislativa semejante recientemente, seguramente ya está pensando en hacerlo. A no ser que seas brasileño, claro, porque allí parece que este tema va por otros derroteros, mas acordes con el siglo en que vivimos. Que gran país, dicho sea de paso y a pesar de todos sus defectos y problemas, Brasil. Primero le plantaron cara a las farmacéuticas y lideraron el movimiento a favor de los medicamentos genéricos libres de patentes. El mundo corporativo les trato de piratas, pero ellos perseveraron y acabaron triunfando. Ahora le plantan cara abiertamente a las mafias que pretenden controlar la cultura y su distribución, justo cuando el resto del mundo intenta inútilmente seguir su dictado para proteger un mercado que la tecnología ya ha dejado obsoleto. En fin, al menos algunos se dan cuenta de en que siglo vivimos y actúan en consecuencia. Que si por gente como la Sinde fuera, aun viajaríamos en diligencias y usaríamos luz de gas para alumbrarnos.

Pero volviendo al tema que nos ocupa, y a la frase de Niemöller, el tema que esta en juego es mas serio que simplemente el acto inocente de bajarse una cancion de Internet escaqueandose de pagar un canon a un par de cantantes pasados de moda que han hecho de esto su único ingreso. Afecta, por el contrario, a nuestras libertades. Al derecho de no ser tratados como delincuentes por usar una tecnología. Luego podemos hablar de si es ético o no el intercambiar archivos sujetos a copyrigth. Personalmente, como aficionado a la cultura underground, cuando recuerdo los tiempos anteriores al P2P, las busquedas infructuosas en mercadillos y tiendas de segunda mano, no puedo mas que decir cosas buenas de eso que algunos llaman, demasiado a la ligera, pirateria. Pero no hablabamos aquí de eso, sino de como algunos nos tratan de colar la censura por la puerta de atras.
Porque de eso trata esta ley, de censura. De que sigamos consumiendo como borregos la cultura que las corporaciones nos empaquetan como moda: el best-seller de moda, el cantante de moda, la película de moda... así habia funcionado siempre, y así seguiria funcionando, si la tecnologia no hubiese puesto una potente herramienta en las manos del consumidor medio, posibilitandole explorar sin esfuerzo otros mercados, otras areas de la cultura. Eso, aparte obviamente de hacer perder mucho dinero a aquellos que cada temporada nos lanzan el producto de moda, asusta. Asusta a quienes quieren que la cultura transite por sendas seguras. Que no quieren que la plebe lea segun que cosas, vea segun que peliculas, escuche a segun que cantantes. Hasta ahora, esa contracultura era solo conocida por la minoria que prestaba atencion a canales minoritarios. Pero la tecnología ha posibilitado que la contracultura empiece a infiltralse sin control (porque otro dia deberiamos hablar de lo que pasa cuando la contracultura es domesticada por las corporaciones) en la corriente cultural mayoritaria. Y eso, no nos engañemos, asusta. Asusta mucho.

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