miércoles, 31 de julio de 2013

Todos a cubierto, que llega el Sharknado.

Admitámoslo, hay películas de miedo que dan risa. Mucha risa. No es necesario, aunque sean cosas que ayuden a conseguir este efecto, que estén mal hechas, que los actores sobreactuen o se equivoquen, ni que haya fallos garrafales de continuidad, o se note el cartón piedra de los decorados y el peluche de los monstruos. La película puede estar rematada con una cierta dignidad, contener la suficiente dosis de situaciones de suspense y tensión, los suficientes sustos repentinos y las suficientes escenas de sangre manando a raudales que exigen los cánones del genero, y aun así provocar la risa cada vez que el monstruo de turno mate a alguien, sencillamente porque el planteamiento inicial es tan exagerado que se elimina el efecto de suspensión de la incredulidad, necesario para que cualquier película fantástica funcione, con lo cual todo se convierte en una farsa grotesca que arranca la sonrisa, e incluso la carcajada del espectador. Como muestra, un ejemplo.


Sharknado, el fenómeno viral del verano de 2013, una película realizada por encargo para el canal temático norteamericano Syfy por la productora de serie B The Asylum. Una película dirigida por prácticamente un completo desconocido hasta este verano, Anthony C Ferrante, y protagonizada por actores habituales de las teleseries, como Ian Ziering o John Heard, o de la comedia adolescente como Tara Reid o Cassie Scerbo, se estrenó directamente en tv el pasado 11 de julio, consiguiendo una audiencia de 1,37 millones de espectadores, pero sobre todo, causando un potente impacto en las redes sociales, lo que elevó la audiencia del segundo pase televisivo una semana más tarde, el 18 de julio, a 1,89 millones de espectadores. Pero ¿qué tiene esta película para generar tanta expectación? Bueno, básicamente que será difícil plantear algún día un argumento mas absurdo que el suyo.


 A continuación se desvelan detalles de la trama.

La aproximación de una tormenta tropical a la ciudad de Los Angeles causa que los tiburones huyan de su paso, acercándose a las playas y atacando a los bañistas. A medida que la tormenta se aproxima a la costa, sube el nivel del mar, y se producen inundaciones, que los tiburones aprovechan para comenzar a nadar por las calles de la ciudad, atacando a peatones y conductores. Finalmente, cuando la tormenta alcanza la costa, se produce un potente tornado que succiona cientos de escualos, haciéndolos llover a continuación sobre la ciudad. Algunos caen en piscinas, estanques y otros lugares inundados, pero no faltan los que caen directamente sobre los viandantes con la boca abierta.

Fin de la zona de peligro de spoilers.

Es evidente que no es un argumento demasiado elaborado. Qué demonios, es un despropósito monumental, pero dejémoslo estar por un momento. La trama combina elementos y situaciones clásicas de las películas de catástrofes con otros de las de invasiones monstruosas varias. Mientras huyen de la tormenta, los protagonistas actúan como el clásico grupo mal avenido que ha de superar sus problemas personales y familiares para sobrevivir a una catástrofe actuando en equipo, pero cuando aparecen los tiburones pasan a actuar como la clásica partida de tipos duros con armas contundentes acorralados en un espacio cerrado que vemos en tantas películas de zombis y similares. Como toda película de serie B, tiene algunos fallos de ambientación difíciles de pasar por alto. Las escenas en que los protagonistas huyen en coche en medio de la lluvia son especialmente inconsistentes: mientras en los primeros planos que muestran a los protagonistas dentro del coche desde justo el otro lado del parabrisas, o el punto de vista de los mismos desde el interior del vehículo, parece que sobre el coche esté cayendo el Diluvio Universal de la cantidad de agua que chorrea sobre parabrisas y capó, cuando se abre el plano para mostrar el vehículo en la calle, el piso apenas esta encharcado (o incluso seco, en una escena en que un personaje comenta que está parando de llover). Pero a pesar de ello, por lo general la película esta rodada de una forma bastante correcta.

Prácticamente se puede decir que en menos de un mes, esta humilde cinta de serie B ya ha conseguido el estatus de película de culto. Está previsto que este mismo día 2 de agosto se estrene también en cines en los Estados Unidos, aunque a escala muy reducida, todo sea dicho, y filiales del canal Syfy en otros países ya han anunciado su emisión en próximas fechas. En España esta previsto su estreno televisivo en setiembre. Pero sin duda la fecha que todos los buenos aficionados al género que no estén abonados a alguna de las plataformas de televisión de pago que ofertan dicho canal esperan ansiosos, es la de su lanzamiento en DVD. Mientras tanto, habrá que disfrutar de esta pequeña joya del despropósito argumental a través de las copias de grabaciones caseras de la emisión televisiva de julio que los propios aficionados al género han subido a la red. Con inconvenientes como la presencia constante del logotipo de la emisora, o esas molestas cortinillas en la parte inferior de la pantalla donde se anuncian los próximos programas.

Merece la pena. Es una película, por lo absurdo de su planteamiento, francamente divertida. Aunque, como buena película de terror protagonizada por bichos que muerden, contiene bastantes escenas sangrientas no aptas para todos los estómagos.

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