Aunque probablemente cuando salga publicado lo hará con otra fecha, este artículo lo comencé a escribir el día 15 de Noviembre. Ese mismo día Frank Miller, una de las leyendas del comic, se despachaba con unas descalificaciones bastante penosas contra el movimiento Occupy Wall Street, rama norteamericana del movimiento global de protesta que en España y gran parte de Latinoamérica han dado en llamar Los Indignados. No entraré a valorar unas declaraciones que se caen por su propio peso, más allá de decir que quizá tienen que ver con la floja acogida que su última obra, Holy Terror, una historia sobre un héroe enmascarado que lucha contra Al Qaeda, y que el propio Frank Miller ha definido como una obra de propaganda, está teniendo entre público y crítica. Pero el detalle de que alguien que en su día fue tan grande tenga que recurrir a trucos tan burdos para hacerse publicidad (que hablen de mi aunque sea mal) deja un mal sabor de boca a quienes conocimos la grandeza pasada de su obra. Es por ello que he pensado en hablar aquí de una de las obras fundamentales de dicho autor: Ronin
Una serie protagonizada por un cyborg samurai. No me digais que la cosa no promete.
Una serie protagonizada por un cyborg samurai. No me digais que la cosa no promete.